Cuando el mar y la tierra se ponen de acuerdo ofreciéndonos sus mejores colores y sabores es preferible no resistirse. Si además sucede a través de un plato aromático y ligero, el abandono es definitivo. Es un acierto en las cenas con amigos y un regalo para el solitario que se toma el poco tiempo que lleva prepararla. Y el final es feliz: libre de gluten y colesterol, sin apenas calorías, entona el cuerpo después de los excesos y se deshace, literalmente, en la boca.
Es uno de los pocos platos por los que merece la pena hacer dieta.
Busca una buena merluza y sácale todo el partido que tiene en el horno. Si te gusta darle bravura extiéndete con la pimienta, negra y recién molida, por supuesto. Hasta una guindillita admite si te asustan las ternuras. Pero no la olvides dentro del horno, que la merluza es marina y no está acostumbrada a las sequías.
Ingredientes
- Una merluza limpia, sin cabeza ni espinas (resérvalas para un caldo corto) y abierta.
- 1 pimiento rojo, 1 puerro, 1 calabacín y 1 zanahoria, o las verduras que tengas a mano
- 5 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta
Preparación
- Pela y parte las verduras en juliana (trocitos alargados y finos).
- Calienta el aceite en una sartén grande y plana o en un wok.
- Añade el puerro y saltea un minuto. Después el pimiento, saltea otro minuto y finalmente añade el calabacín y la zanahoria.
- Saltear durante tres o cuatro minutos, como máximo. Salpimentar.
- Disponer la merluza con la piel hacia abajo en una fuente que pueda ir al horno. Salpimentar al gusto.
- Cubrir con el salteado de verduras, para que no se reseque mientras se hornea. Verter el aceite de las verduras por encima.
- Hornear a 150ºC durante 15-20 minutos, según el tamaño del pescado.
- Servir con las verduritas por encima. ¡Salud!
¡Esta me ha quedado hoy bien buena! ¡Y qué fácil!
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