Un básico que anoto para no olvidar, porque es muy agradecido. Madre mía, ¡cuántas veces habré cenado estos guisantes! Y nadie se cansa de ellos ¿qué tendrán?
Estaban previstos para ser guarnición de otros platos más interesantes, pero pronto se volvieron protagonistas y la carne o el pescado que acompañaban empezaron a quedarse de teloneros. Y llegó un momento en que por sí mismos aparecieron en el primer lugar de la mesa.
Con ellos te reconcilias con las verduras, satisfaces tus necesidades diarias de vitaminas y fibra y beneficias tu bolsillo. Porque he comprobado que, preparados de esta manera, los guisantes congelados no se diferencian de los frescos. ¡Y no solo son más baratos, es que vienen ya desgranados!
Así como las menestras al uso llevan jamón entre sus ingredientes, los guisantes de hoy van de juerga con el bacon, que aporta su toque ahumado y salado para contraponer la dulzura del guisante. Y no olvides la cebolla, que sin ella se quedan secos y sin brillo.
No lo he dicho aún, pero se preparan en 20 minutos.
Ingredientes
- 1 cebolla mediana
- 75g bacon ahumado en lonchas y sin corteza
- 500g guisantes congelados
- 5 cucharadas de aceite de oliva
- Sal y pimienta
Preparación
- En una sartén de fondo grueso calentar el aceite de oliva y sofreír la cebolla pelada y picada muy menuda.
- En seguida añadir el bacon cortado en tiritas y remover.
- Cuando el bacon empiece a dorarse, añadir los guisantes sin descongelar.
- Salpimentar al gusto. Tapar la sartén y dejar cocer a fuego lento en su propio vapor.
- Remover de vez en cuando. Retirar del calor cuando los guisantes estén tiernos (unos 15-18 minutos, según el tamaño).
- Si quieres ir más rápido puedes cocer los guisantes en un poco de agua salada mientras se sofríen la cebolla y el bacon. El tiempo de cocción posterior se reduce pero el sabor de la verdura es menos intenso.