Una de las peculiaridades del invierno es que el calor brilla por su ausencia y hay que buscarlo por todos los rincones. Por fuera y por dentro. Y aparte de las infusiones, las sopas siempre vienen a calentar el cuerpo y a reconfortar el alma cuando el frío ha calado hasta los huesos. La calabaza, además de una textura sedosa y un sabor inconfundible, aporta un color que recuerda el sol en sus momentos gloriosos por lo que el calor entra también por los ojos.
Mi amiga Karin, friolera donde las haya, prepara esta crema añadiendo al plato un toque agripicante con una pizca de jengibre fresco. A mí me gusta con copos de guindilla nadando en yogur batido, pues equilibra el dulzor básico de la calabaza. Y hay otros que prefieren combinarla con nata líquida y jengibre seco molido, o incluso con algo de curry y manzana. Ya ves que la calabaza tiene muchas posibilidades, así que tendrás que buscar cuál es la que más te atrae: imagina un poco de sol veraniego, el que más desearías tener en este momento de frío, y ponle el tono que se ajuste a tu sueño: picante, fresco, suave, oriental, lácteo o frutal. ¡Pues ya lo tienes!
Ingredientes
- 1 kg de calabaza de cacahuete o 1 calabaza hokaido (también llamada de castaña)
- 1 puerro
- 1 cebolla mediana
- 2 patatas medianas (opcional)
- aceite de oliva virgen
- 1 cubito de caldo de verduras (de calidad)
- nuez moscada
- laurel
- sal y pimienta
- OPCIONAL para emplatar: 1 cucharada de yogur batido o nata líquida y paprika o guindilla en copos ó 1 rodajita de jengibre fresco por persona ó 1 cucharadita de curry en polvo y unas láminas de manzana
Preparación
- Cubrir de aceite el fondo de una cazuela de fondo grueso o de la olla a presión y poner al fuego con la cebolla y el puerro limpios y bien picados.
- Pelar, quitar las pepitas y trocear la calabaza si es de corteza dura, como las de tipo cacahuete o las que se parecen a la carroza de Cenicienta. Si la calabaza es de tipo hokaido, se lava bien y se cuece troceada con su piel (y sin pepitas).
- Añadirlo a la cazuela cuando la cebolla y el puerro comiencen a estar transparentes (unos 3 ó 4 minutos). Remover y seguir dorando todas las verduras durante otros cinco minutos.
- Cubrir con agua, apenas dos centímetros por encima, y añadir el cubito de caldo, la hoja de laurel y la pizca de nuez moscada rallada. Salpimentar con cuidado, pues aunque la calabaza es dulce, ya se habrá salado con el cubito.
- Cocer a presión 5 ó 10 minutos en función de la rapidez de vuestra olla. Si es una cazuela tradicional, necesitará unos 20 minutos de cocción a fuego lento.
- Extraer la hoja de laurel y triturar con la batidora de brazo hasta alcanzar una crema suave y ligera. Rectificar de sal y pimienta.
- Emplatar según el gusto de cada uno y servir bien caliente. ¡Buen calorcito!