Ya huele a verano por aquí, las piscinas han abierto sus puertas y la operación bikini se hace cada vez más urgente. Antes de someternos a una restricción masiva de nuestra ingesta vamos a despedirnos como corresponde con esta simpática tarta que ha conseguido muchos adictos entre mi gente.
Lo mejor de todo es que no necesita horno. Lo peor de todo es que es una barbaridad dietética que dura muy poco tiempo: cuando te quieres dar cuenta, te la has comido. Pero, ay, ese instante en que entra en la boca y las texturas y las temperaturas bailan con los sabores tan intensos de la galleta, la crema de limón y la dulcísima frambuesa…ay, ese momento es mágico. No vamos a amargarlo pensando en las calorías.
Es una tarta para principiantes. Si quieres que parezca como la de un chef experto, solamente tienes que calentar la mermelada, diluirla en un poco de agua y colarla antes de extenderla por encima de la crema fría. Se queda una capa homogénea preciosa.
Ingredientes
- 100g de galletas maría
- 60 g de mantequilla
- 400cc de nata líquida
- 175 g de queso tipo philadelphia
- 1 sobre de gelatina sabor de limón
- 4 cucharadas de azúcar
- 200cc de mermelada de frambuesa
Preparación
- Hervir 250cc de agua en un cazo y diluir en ella la gelatina. Dejarla enfriar.
- Moler las galletas (simplemente poniéndolas en una bolsa de plástico y pasando un rodillo por encima varias veces) y añadirle la mantequilla derretida.
- Forrar la base de un molde desmontable de unos 24 cm de diámetro con papel encerado para que no se pegue al fondo.
- Forrar ahora con la mezcla de galletas, apretando bien las galletas contra el fondo del molde.
- En un bol verter la nata, el queso y el azúcar y batir hasta obtener una crema homogénea. No hace falta batir mucho tiempo.
- Añadir la gelatina de limón disuelta.
- Verter esta crema encima de la base de galletas.
- Enfriar la tarta en frigorífico al menos durante 4 horas, pero queda mejor si la dejas toda la noche. Puedes introducirla en el congelador durante una hora, pero vigila que no se te queda hecha un helado.
- Calentar la mermelada en un cazo y añadir unas dos o tres cucharadas de agua. Diluir y colar, vertiéndola después sobre la tarta fría. En la imagen la puse tal cual sale del frasco porque no me dio tiempo a hacer florituras, pero queda mucho más bonita si diluyes y cuelas la mermelada.
- Ahora sí, ya puedes empezar a pensar en los largos que vas a tener que hacer en la piscina para compensar esta delicia.
Buah! Uno de mis postres prefes!!! Qué rico!
Nos quedamos en tu blog y si no es molestia, te animamos a visitar el nuestro, y si te gusta, te quedes también! ; )
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Jamás se me hubiera ocurrido visitar una página de baños. Pero en esto nunca se sabe…Gracias por visitar, por quedarte y por introducir novedades.
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