El primer plato frío de la temporada.Ya lo venía advirtiendo, que con el calor ha llegado la necesidad de aligerar la vestimenta y el cuerpo parece distinto al del año pasado. Algunos padecemos esa extraña enfermedad de los trasteros que nos devuelven menguada la ropa de la temporada anterior y tenemos que aligerar la comida para poder entrar en ella.
Entre estos pacientes se encuentra mi sobrina Ana, que me ha pedido por favor que deje de poner esos platazos tan apetitosos ahora que estamos en plena operación bikini. Pon cosas ligeras, dice, que sean ricas y fáciles de hacer, que te las puedas llevar al trabajo sin que te dé agonía pensar en el tupper que te espera a la hora del almuerzo cuando estás a dieta. Siguiendo sus deseos, inicio aquí una línea de platos más ligeros de calorías para pasar el verano bien fresquitos y esbeltos.
Esta ensalada de pasta es el resultado de un día de nevera vacía, en que fui reuniendo retales para conseguir algo que llevar a la boca de mis criaturas: la pasta cocida que había sobrado, un trozo recuperado de pimiento rojo, un enorme tomate solitario, la última cebolla del cesto, unos pepinillos en vinagre que llevaban varios meses sin decir ni mu en el refrigerador y, ¡ah, sorpresa!, unas anchoas en aceite que dormían benditamente el sueño de los justos junto a la mantequilla. Aliñado todo con finas hierbas y un buen aceite de oliva, al día siguiente hubo pelea por los restos.
Ingredientes
- 250g de pasta de colores (lacitos, macarrones, tortellini, lo que sea menos los tulipanes que aparecen en la imagen porque se rompen con mirarlos)
- 8-10 anchoas, o la lata entera si te gustan muchísimo
- medio pimiento rojo
- medio pimiento amarillo o verde, el que tengas
- media cebolla mediana
- 2 tomates rojos y firmes
- 5 ó 6 pepinillos en vinagre agridulces (o los que te gusten)
- 90 cc de aceite de oliva virgen
- 1 cucharada sopera de vinagre de vino blanco
- 1 cucharadita de vinagre de Módena
- sal y pimienta
- perejil y cebollino (opcional)
Preparación
- Si no tienes la pasta cocida previamente, prepara una olla con agua salada abundante y cuece la pasta hasta que esté al dente, para que luego no se pase con el aliño de la ensalada.
- Poner bajo el chorro de agua del grifo para cortar la cocción y refrescar bien. Escurrir y colocar en la ensaladera.
- Mientras cuece la pasta, pela la cebolla y pícala muy menuda. Igual con los pimientos, tomates y pepinillos. Si tienes una batidora con accesorio o un robot de cocina, puedes picarlo todo a la vez junto con el aceite y los vinagres. Añade las anchoas troceadas a tu gusto.
- Si no cuentas más que con tus manos, añade las picadas a la ensaladera. Luego vierte en un tarro el aceite, que no es tanto como puede parecer, los vinagres, la sal (con cuidado, recuerda que has puesto anchoas) y la pimienta. Tapa el tarro, agita con arte y vierte el contenido sobre la mezcla anterior, removiendo suavemente con una cuchara de palo.
- Pica las hierbas y espolvorea con ellas la ensalada, haciendo así el toque maestro.
- Parece mentira, pero esta ensalada tiene un punto más sabroso pasadas unas horas en la nevera. Como si estuviera diseñada para llevarla al trabajo.
Muy rica. Ayer probé una versión suave sustituyendo las anchoas y los pepinillos por huevo cocido picado y pechuga de pavo en taquitos y el aliño también le iba muy bien. Como tenía prisa eché todos los ingredientes en un tupper hermético y se fueron aliñando con la carrerita hasta la estación, quedó en su punto.
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Qué buena idea eso del pavo y el huevo. Pero lo mejor es el sistema de aliñado a la carrera: ¡qué bien se te dan los inventos, chico!
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