Hoy haremos un brindis por estos platos-escoba que acaban reinando en la mesa. Conocidos en todas las cocinas, son aquellos compuestos por los retales que vas barriendo del frigorífico: ¿qué hago con ese ramito de brécol que tantos nutrientes contiene pero que no alcanza para hacer un bosquecillo con almendras y bacon? ¿y con este fiambre de pavo que anda viudo desde que nos comimos su pareja envasada? ¿y si le agregamos ese magnífico queso de Arzua-Ulloa tan exquisito que nos tiene locos y que ya hemos incorporado en el desayuno, en la merienda y en la cena?
Pues ya está hecho. Una buena pasta italiana y a correr.
Dale bien al molinillo de la pimienta antes de espolvorear con parmesano rallado.
Ingredientes
- 1 ramito de brécol o brócoli
- 75g de pechuga de pavo en una loncha gruesa
- 180g de queso Arzua-Ulloa, de tetilla o cualquier otro queso muy tierno
- 1 cebolla pequeña
- 5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
- 50g de queso parmesano rallado
- 500g de pasta (macarrones, tornillos, conchas, etc)
Preparación
- Pelar y picar finamente la cebolla.Calentar el aceite en una sartén amplia y añadir la cebolla, dando vueltas cada cierto tiempo hasta que se vuelva transparente.
- Añadir el brécol desmenuzado en ramitos y saltear durante unos diez minutos a fuego lento, tapando la sartén para que se cueza a la vez.
- Añadir la pechuga de pavo cortada en daditos y saltear un minuto.
- Trocear el queso en dados pequeños, añadirlo a la sartén y retirar del calor.
- Poner a hervir agua ligeramente salada y cocer la pasta al dente.
- Retirar el agua y añadir el contenido de la sartén, hasta que el queso se derrita.
- Rectificar de sal y moler la pimienta por encima.
- Emplatar y añadir queso parmesano al gusto individual.
- Luego, a sentirse orgulloso de semejante platazo surgido de una limpieza frigorífica.