Con semejante título ¿cómo no elegir este plato en la carta de un restaurante? Así nos conocimos este entrante y yo, hace la mar de años, en uno de esos espacios que entonces empezaban a denominar «especializado en cocina de mercado». El plato me sorprendió por el colorido, la combinación de texturas y el poderío de la salsa que lo bañaba.Algo tan sencillo y tan grande no podía quedarse ahí.
Asi que al día siguiente fui y lo hice en casa.
Y el éxito lo acompañó siempre, pero como es un entrante frío se me olvida de un año para otro y aquí lo traigo para que lo conozcas tú y para que no se me olvide a mí el próximo verano.
La clave está, como suele ocurrir siempre, en la calidad de los ingredientes: buenos tomates, buen queso de cabra (el de la sierra de Grazalema es el que mejor resultados ofrece) y unas buenas olivas negras que deberás deshuesar por tu cuenta, que las deshuesadas no sé qué les hacen pero se les va mucho sabor con el hueso.
Ingredientes
(para una persona)
· Un tomate grande, bien rojo
· 30 g de queso de cabra en lonchas (puedes hacerlas tú con la mandolina)
· 6 aceitunas negras o alguna más si te apasionan
· aceite de oliva virgen extra, un par de cucharadas
· orégano
Preparación
- Lavar bien los tomates. Partirlos en lonchas muy finas con un cuchillo muy afilado.
- Lonchear el queso y alternar las rodajitas de tomate con las de queso.
Terminar con la última rodajita de tomate. No utilices la primera rodaja de tomate y así haces la base para que se sostenga equilibradamente. Pincharlo con dos brochetas o palillos largos y disponer cada tomate en el plato de servir.
- Triturar o rallar las olivas negras y mezclar con el aceite.
- Cortar cada tomate por la mitad y presentarlo cubierto con la salsa de olivas trituradas.
- Espolvorear con orégano y servir.
- NOTA: Los palillos no son adornos, son elementos estructurales que impiden se desmorone la torre vegetal cuando intentas cortarlos.
Vaya pintaza! El otro día me «inventé» yo un milhojas similar pero añadiendo capas de calabacín y en lugar de este aceite uno tipo pesto, con piñones y albahaca, pero no voy a tardar nada en probar esta combinación que pinta deliciosa!!!
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Pues eso es muy muy sugerente, Mónica. ¿Y cómo hiciste el calabacín? ¿Asado o frito? Cuéntalo y lo subimos al blog, que tiene que estar buenísimo.
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