Refrescante ensalada cargada de proteínas y de sabores mediterráneos. Como no precisa cocción, se presta a realizarlo en esos días en que el calor apenas permite respirar y nos deja abatidos por la pereza. Como tiene contundencia, puede considerarse un plato casi único combinado con un buen fiambre o con pan auténtico.
El aliño tiene el toque francés de la mostaza y la bravura del aceite de oliva virgen intenso y perfumado. Juega con los aderezos y potencia el que más te guste: el ácido del vinagre, el aroma del aceite o la picardía de la mostaza con sus granitos crepitantes. Si quieres convocar algún duende oriental, incorpora alguna hojita de albahaca o menta frescas, o ambas a la vez.
Se tarda tan poco en preparar que puedes contar cómo un genio salió al prender la luz (ahora ya no tenemos lámparas de aceite maravillosas) y te la trajo lista desde el Oriente mientras tú descorchabas la botella de vino de la cena.
Ingredientes
- 200g de lentejas cocidas (pueden ser de las que vienen envasadas o las puedes cocer con antelación)
- 2 tomates grandes de ensalada
- 1 buen manojo de perejil fresco
- Media cebolla
- 1 cucharadita colmada de mostaza «a la antigua» (con granos visibles)
- 1 cucharadita de vinagre de manzana o frambuesa, si tienes
- 1 cucharada de vinagre de vino blanco
- 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Una pizca de sal, con mucha precaución porque la mostaza ya lleva sal
- Unas hojitas de hierbabuena o albahaca frescas
Preparación
- Enjuagar las lentejas cocidas bajo el grifo y reservar en un bol grande.
- Añadir el tomate picado muy menudo
- Luego picar la cebolla aún más fina e incorporarla al bol
- Picar bien el perejil y sumarlo a lo anterior
- En un tarro, mezclar la mostaza con el aceite, los vinagres y la pizca de sal. Tapar bien y agitar hasta conseguir una mezcla homogénea.
- Verter en el bol, revolver con cuidado y servir con unas hojitas de hierbabuena o albahaca.
- Y luego vuelves a llamar al duende para que recoja los platos.