Son las pastas de toda la vida, ésas que traían las amigas de tu madre cuando venían a tomar café en una bandejita de pastelería, bien atada con su cordel. Lo mejor es que puedes hacerlas sin gluten, utilizando la maravillosa harina de quinoa que combina exquisitamente con la mantequilla.
En mi familia son las «galletas de Charito», porque fue mi prima quien las introdujo y hay una versión para hacerlas a máquina que no está nada mal. Son magníficas para decorar, así que te dejo un pequeño paso a paso para que te hagas una idea de lo que puedes hacer con ellas. Rellénalas con chocolate derretido o píntalas con ayuda de una manga pastelera y unos cuantos anises de caramelo que le aporten colorido y tendrás un valioso regalo para tu gente favorita.
Y como suele ser habitual, ¡a ver si eres capaz de terminar la hornada sin haber probado alguna!
Ingredientes
- 150 gr de mantequilla a temperatura ambiente
- 70 gr de azúcar glass
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (mejor si es líquida)
- ½ cucharadita de sal
- 250 gr de harina (versión sin gluten: mezclar 170g de harina de quinoa con 80g de maizena)
Preparación
- En un bol grande, batir la mantequilla con unas varillas y añadir el azúcar a cucharadas hasta conseguir una crema homogénea.
- Añadir la esencia de vainilla y seguir mezclando.
- Mezclar en otro bol la harina (o la mezcla de harina de quinoa y maizena) con la sal y añadir a la mezcla anterior también a cucharadas, mezclando con una cuchara de madera cuando ya no se pueda hacer con las varillas.
- Reunir con la mano y amasar muy ligeramente, solo para agrupar la masa.
- Dejar enfriar la masa durante una hora en el frigorífico, o mejor, toda la noche, bien envuelta en film plástico.
- Extender una parte de la masa sobre la mesa ligeramente enharinada hasta conseguir un espesor de 4 milímetros (más o menos). Puedes utilizar dos hojas de film para hacerlo más fácil.
- Preparar dos bandejas con papel de horno, hoja de teflón o silicona. Precalentar el horno a 170ºC, con calor arriba y abajo.
- Con un cortapastas o con un vaso pequeño, cortar las galletas al gusto. Colocarlas ordenadamente en las bandejas preparadas teniendo en cuenta que crecen un poco con el calor del horno. Si se van a decorar, les sienta bien pasar por el frigorífico un rato.
- Extender la masa restante y los recortes de la masa sobrante y volver a formar una placa para cortar nuevas galletas.
- Si no disfrutas cortando galletas, puedes hacer un rollo con la masa, envolverlo en film y dejarlo en el frigorífico una media hora. Después lo cortas en rodajitas con un cuchillo afilado y tendrás unas auténticas «galettes» bretonas.
- Introducir las bandejas en el horno caliente y hornear durante 12 ó 14 minutos.
Vigilar el horno porque a veces se requiere menos tiempo y a veces más. Las galletas deben quedar ligeramente doradas, no tostadas.
- Sacar del horno y enfriar la bandeja durante dos minutos. Pasar a una rejilla para que terminen de enfriarse. Guardar en caja hermética.
- Decorar con manga pastelera, o bien haciendo un pequeño cucurucho de papel de horno que se rellena y se corta la punta para escribir con él. Una jeringa también puede valer.
- Añadir frutos secos, mermelada, frutas escarchadas o caramelos pequeños para adornar.