Entre las torrijas y las tortitas americanas, casi cercano al budín de leche pero sin llegar a la categoría de flan, se encuentra uno de los mejores postres que jamás hayas probado. De apariencia ambigua (Emilio lo llevó a la mesa antes de decorarlo convencido de que era una tortilla de patatas) y humilde en sus ingredientes, es el postre que mejor puede resumir el sabor de hogar.
Es sostenible, ligero y tan dulce como quieras prepararlo, perfumándolo al gusto del personal: con toque de canela, de vainilla, de cítricos o simplemente cubriéndolo de caramelo, como el de la imagen.
Se prepara rápidamente, con la única dificultad de cuajar la tortilla. Mi madre lo hacía mientras preparaba otros platos, en ese afán de aprovechar el tiempo pasado frente al fogón y así aprendí a hacerlo, mientras cocino otras tantas cosas.
Volverás a la infancia cuando lo pruebes, ay, es inevitable.
Ingredientes
- 125 g (media barra o pistola) de pan atrasado
- 6 cucharadas soperas de azúcar
- 3 huevos grandes o 4 pequeños
- 300 cc de leche
- aroma al gusto: pizca de vainilla, o canela, o ralladura de limón o naranja, o ron…o a solas
- 4 cucharadas de azúcar y un chorrito de jugo de limón para hacer el caramelo
- Mantequilla para engrasar la sartén
Preparación
- Calentar la leche con el azúcar y el aroma que se quiera utilizar.
- Mientras tanto, cortar el pan en rebanadas finas y quitar la corteza a algunas partes si está muy dura.
- Poner el pan en un bol grande y verter la leche endulzada bien caliente sobre él, dejándolo empapar bien.
- Retirar la leche que pueda sobrar presionando sobre el pan empapado hasta dejarlo bien escurrido.
- Mezclar el pan escurrido con los huevos batidos, como si se tratara de una tortilla.
- Engrasar la sartén con un poco de mantequilla y verter la mezcla cuando se haya derretido bien la mantequilla.
- Cuajar lentamente y girar la tortilla con ayuda de un plato o una tapadera. No te asustes si te queda hecha un churro, es lo normal.
- Engrasas de nuevo la sartén con más mantequilla y pones encima tu churro medio cuajado.
- Cueces otro par de minutos más y le das la vuelta de nuevo.
Así, hasta que quede dorada como una tortilla de patatas. Entonces la retiras del fuego y la vuelcas en el plato donde vayas a servirla.
- Calienta el azúcar en un cazo o sartén resistente, hasta que se funda el azúcar y empiece a tomar color dorado. Añade las gotas de jugo de limón y remueve bien con cuidado.
- Decora la tortilla con este azúcar y sírvela templada o fría, está soberbia a cualquier temperatura. Si eres un poco incendiario ¡puedes flambearla con ron!
Qué buena idea para estas tardes lluviosas, evocando sabores del pasado!!!!
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Y como hace fresco, puedes calentar el ambiente prendiendo ron por encima. La tortilla dulce flameada tiene muchísimo glamour y un deje caribeño exquisito. Besos
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Pan atrasado no significa pan de la edad de piedra, ¿verdad? 😦
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Si huele bien y no tiene tintes verdosos, vale. Si solamente está duro, la leche caliente lo suavizará, no te preocupes.
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