Y aquí está, por fin, discreta, escondida entre los brillos de otras recetas estrella, sencilla pero rotunda e inolvidable. Esta sopa lo cura todo: el mal de estómago, la añoranza del hogar lejano, los excesos de bebida, los finales de mes, la mala conciencia por tanta comida rápida…menos el mal de amores, todo lo demás tiene arreglo con un poco de esta sopa de verduras.
Y sin embargo, tiene este aspecto tan lamentable…¡pobrecita! Puedes cambiarle el look convirtiéndola en puré, pero a los que todavía tenemos dientes nos gusta saborear cada verdurita por separado: aquel trocito de puerro, esa rodaja de calabacín, hasta las hojitas de acelga que siempre, siempre, siempre, se quedan al borde de la cuchara para que la gota de caldo que arrastran acabe en tu regazo. Es una sopa muy tierna.
Creo que el toque especial lo da el tomate de fondo, cosa de mi madre, seguro, que le encantaba y lo colocaba por aquí y por allá. Mi aportación son las dos pastillitas de caldo de verduras, que ya sé que no son lo más sano, pero le dan un no sé qué doméstico que redondea el sabor. Por lo demás, añádele las verduras que tengas más a mano y poco a poco irás eligiendo tus preferidas. Que no te falte este trocito de hogar en tu mesa.
Ingredientes
- 2 puerros
- 1 patata
- 1 calabacín
- 1 ramito de acelgas
- 4 zanahorias
- 2 pastillas de caldo ¡¡¡de VERDURAS!!!
- 5 cucharadas de aceite de oliva
- 1 tomate maduro o 2 cucharadas de salsa de tomate casera
Preparación
- Calentar el aceite en una olla a presión y añadir los puerros lavados y troceados. Saltearlos unos minutos.
- Ir añadiendo el resto de verduras peladas, lavadas y troceadas.
- Añadir el tomate rallado o en su lugar las dos cucharadas soperas de salsa.
- Verter agua pero sin que llegue a cubrir las verduras. Añadir las pastillas de caldo.
- Cerrar la olla y cocer a presión 2 minutos si es rápida, 7 minutos si es normal y 40 minutos si es una cazuela tradicional.
- Triturar ligeramente con una batidora de brazo para trabar la sopa pero dejar trozos visibles de las verduras.
- Servir directamente este puñado de salud caliente o frío, según el clima.