Calabacín al desnudo. Protagonista. Como la seda: cálido en invierno y refrescante en verano, según la densidad y la temperatura que elijas para disfrutarlo. Este es otro error -y ya van unos cuantos, qué recetario es éste, Dios mío- debido a la precipitación y el desorden: cuando fui a añadir los quesitos consabidos no había ninguno en la nevera. Y antes de tirar nada, que eso jamás, ni de guardarlo para incorporarlos al día siguiente -¿y preparar otra cosa con el hambre que hay por aquí a estas horas?- pues fue directo al plato y, ¡zas!, sorprendió a los paladares del personal. Y si bien es verdad que el hambre hace mucho, esta vez era cierto que la crema estaba espectacular.
Para que resulte inmejorable, el truco es la frescura de la materia prima y la cantidad de agua justa. Como cada calabacín es de su madre y de su padre, puede resultar más o menos jugoso y hay que ajustar la cantidad de líquido con precisión. Más vale quedarse corto y diluir la crema al final si es necesario.
Los calabacines mejores para esta crema son los blancos, pero son más delicados y temporales que los oscuros. Se utiliza la piel, que aporta sabor y color, pero puedes prescindir de ella si el calabacín es viejo.
Por supuesto, puedes añadirle lácteos al final si buscas un sabor más suave y una textura más untuosa. Quesitos, leche entera, yogur natural o nata matizan el sabor si el calabacín es bravo.
Ingredientes
- 1 kg de calabacines
- 1 cebolla grande
- 90 cc de aceite de oliva virgen extra
- 1 cm de raíz de jengibre pelada (como dos monedas de 1 euro)
- 1 pastilla de caldo vegetal
- sal y pimienta negra
- agua
Preparación
- En una cazuela de fondo grueso o una olla a presión, calentar el aceite y añadir la cebolla pelada y picada, calentando hasta que se vuelva transparente.
- Lavar y secar bien los calabacines y retirarles los extremos. Cortarlos en dados.
- Pelar y picar el jengibre y añadirlo a la cazuela.
- Incorporar los dados de calabacín y saltear durante 10 minutos, o hasta que empiecen a transparentarse.
- Añadir la pastilla de caldo y la pimienta, añadir agua pero sin llegar a cubrir las verduras.
- Cocer a fuego lento hasta que las verduras se deshagan (unos 20 minutos en olla tradicional y unos 5 minutos en olla a presión).
- Retirar del calor y triturar bien con una batidora de mano, con paciencia hasta conseguir la textura deseada. Si es necesario, puede añadirse más agua. Rectificar la sal.
- Servir con galletas saladas, crakers o «regañás».
- O con un poquito de yogur o nata, si quieres darle más color…