Tengo la impresión de que las alcachofas generan pasiones arrebatadas: o las amas o las odias con ardor. El avezado lector habrá adivinado que soy de las primeras: doy mi reino por unas alcachofas bien cocinadas al dente, a la plancha, al horno, fritas, en ensalada…todas me parecen inigualables. Hasta considero las que vienen en conserva si el autor puso mimo al escoger las piezas y no se extendió en el ácido cítrico para alargar su vida.
Pues nunca las había probado empanadas.
Y como alguna vez tiene que ser la primera, el otro día me sorprendí a mi misma con esta sugerencia. Lo cierto es que quería imitar la tempura japonesa, que tanto ennoblece a las verduras. Pero como no había el ingrediente principal en mi despensa, se me ocurrió el empanado, que es más castizo y más bruto que la delicada tempura. Y vamos, salió algo tan bueno que he decidido convertirlo en plato estrella del mes.
Para sortear la ardua tarea de deshojar alcachofas hasta llegar a su corazón, se me ocurrió introducirlas tal cual en la olla a presión, con todas sus hojas. Luego resultó sencillísimo retirar las hojas sobrantes y rescatar el tierno corazón para empanarlo.
Ingredientes
- Todas las alcachofas que quepan en tu olla (en la mía, 1.500g aproximadamente)
- Pan rallado (250g)
- 1-2 Huevos
- Aceite abundante para freír, de oliva preferentemente
- Sal y pimienta
Preparación
- Llenar la olla con las alcachofas que quepan en su interior, sin apretar.
- Añadir sal, agua suficiente para hacer el vapor (unos cinco centímetros de altura) y opcionalmente unas gotas de jugo de limón.
- Cocer al vapor hasta que estén hechas (unos 7-8 minutos en olla de presión rápida), es decir, que las hojas exteriores se caigan al tocarlas.
- Dejar enfriar y retirar las hojas externas y los rabitos, que también se aprovechan.
- Cuando aparece el corazón tierno, reservar. En este punto se pueden guardar en el frigorífico para continuar su elaboración más tarde o incluso al día siguiente.
- Calentar el aceite en una sartén honda, cuidando de que no se queme.
- Rebozar las alcachofas en pan rallado, huevo y de nuevo en pan rallado.
- Freír en tandas hasta que estén doradas.
- Reposar sobre papel de cocina para retirar el exceso de grasa.
- Servir calientes. Combinan muy bien con esas salsas raras que suele haber en los frigoríficos a la espera de una buena ocasión.